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Ambiente preparado

Un ambiente preparado para la educación debe estar diseñado para satisfacer las necesidades físicas, emocionales y cognitivas del niño. Algunos de los componentes clave de un ambiente preparado para la educación según el enfoque Montessori son:

 

Espacio. El ambiente deber ser amplio, bien iluminado, ordenado y limpio. Debe proporcionar suficiente espacio para que los niños se muevan libremente (no es un lugar para correr), y desarrollen sus habilidades motoras. El espacio debe estar dividido en diferentes áreas para actividades específicas, como áreas para dormir, trabajar y realizar ejercicios de vida práctica, cada área de trabajo deber estar separada por diferentes áreas académicas son las que va a trabajar el niño (matemáticas, lenguaje, ciencias, geografía, historia, mesa de observación, entre otros).

 

Materiales Montessori. Los materiales educativos Montessori son herramientas específicamente diseñados para ayudar a los niños a aprender de manera autónoma. Estos materiales incluyen materiales sensoriales, letras y números de lija, nomenclaturas de todas las áreas divididas por temas y subtemas, etc.

 

Mobiliario adecuado. Los muebles deben ser adecuados para la edad y tamaño de los niños. Por ejemplo, las sillas y mesas deben estar diseñadas para que los niños puedan sentarse y trabajar cómodamente.

 

Naturaleza (plantas y animales). Un ambiente preparado debe incluir elementos de la naturaleza como plantas y animales, ya que estos elementos proporcionan una conexión con la naturaleza y permiten que los niños aprendan sobre el mundo natural.

 

Actividades variadas. El ambiente debe proporcionar actividades variadas que permitan desarrollar en los niños diferentes habilidades y capacidades, como incluir arte, música, cocina, jardinería, cuidado de los animales, entre otros.

 

Orden y limpieza. El ambiente debe ser mantenido en orden y limpio para promover una sensación de calma y tranquilidad, ya que aparte de fomentar el desarrollo de hábitos de higiene, la organización del ambiente ayuda al niño a desarrollar su orden interno (todo lo que existe en el lenguaje es gracias a la estructura con la que se cuenta al hablar), el orden externo ayuda a la construcción del orden interno de los niños y jóvenes.

 

Libertad y responsabilidad. El ambiente debe permitir a los niños tomar decisiones y ser responsables de sus propias acciones. Los niños deben tener libertad para elegir las actividades que desea hacer y trabajar a su propio ritmo. Al mismo tiempo, deben ser responsables de cuidar el ambiente y respetar los materiales y a los demás niños. Existe un área dentro del ambiente llamada “vida práctica”, donde el niño lleva actividades parecidas a las del adulto (barrer, sacudir, lavar, etc.), donde el niño realiza dichas actividades para su propio desarrollo, pero también para colaborar con los demás.

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